Vivimos en una época de cambios, uno de ellos, relacionado con el tecnológico, es la tendencia existente a usar la nube cada vez más. Uno de esos servicios más difundidos es el almacenamiento de datos remotos usando la red de Internet. Datos que no se encuentran ubicados en nuestros ordenadores, tablets o smartphones, sino externalizados en entidades ubicadas en diferentes partes del mundo, datacenters de empresas. Gracias a estos servicios, podemos disponer de la información en todo momento y lugar, desde cualquier dispositivo, beneficiándonos de las capacidades ofrecidas por estas empresas. Ahorramos pues espacio en disco, en pro de usar la red de Internet cada vez mas. Pero no todo son maravillas. El hecho de dejar nuestra información las 24h del día los 365 días al año, supone una serie de riesgos que debemos estar dispuestos a asumir. También el cambio de mentalidad que supone dejar datos sensibles a empresas aunque aseguren la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los mismos. En mi opinión, aunque disponen de altos niveles de seguridad algunos de ellos, tendremos que seleccionar bien qué tipo de información estamos dispuestos a dejar en la nube o cloud. Ya que una vez realizado esto, todo pueden ser ventajas. Sobre todo en dispositivos móviles donde la capacidad es más limitada, podemos tener apps que acceden a nuestros datos ubicadas en discos duros en Internet.
