Cambiar un disco duro mecánico por un SSD suele ser una de las mejoras más notables que puedes hacer en tu PC: el arranque vuela, los programas se abren al instante y el sistema responde sin esperas. Sin embargo, muchos usuarios clonan su antiguo HDD al SSD y descubren, con sorpresa, que todo sigue yendo igual de lento. ¿Qué ha pasado? 💽 El mito de la clonación “perfecta” Clonar un disco no es solo copiar archivos: también se copian estructuras internas, sectores y tablas de partición. Si tu disco antiguo usaba sectores de 512 bytes, y el nuevo SSD trabaja en bloques de 4096 bytes (4K), la clonación puede dejar las particiones mal alineadas.Esto obliga al SSD a leer y escribir dos bloques para cada operación, reduciendo su velocidad y acortando su vida útil.






