Piet Mondrian · 1942-43 · Nueva York
Creo, sinceramente, que esta es la obra más importante de Mondrian.
No por ser la más conocida, sino porque simboliza algo profundamente humano: la capacidad de reinventarse sin dejar de ser uno mismo.
Tras huir de la guerra en Europa, Mondrian se instala en Nueva York. Una ciudad enérgica, ruidosa, vertical… y llena de música.
El artista, ya con más de 70 años, se deja transformar por su entorno. Cambia. Evoluciona. Y lo plasma en una obra que poco tiene que ver con sus composiciones anteriores.
Broadway Boogie Woogie es una explosión de ritmo y color. Mondrian abandona las líneas negras y construye una red de líneas amarillas, como si fueran calles en movimiento. Sobre ellas aparecen pequeños cuadraditos rojos, azules y grises que vibran como luces de neón, ventanas encendidas, taxis avanzando…
O si queremos imaginar más allá: como píxeles en una pantalla que todavía no existía, o piezas de un juego de construcción que apenas empezaban a asomar en la cultura visual.
🔵🟨🔴 Cada uno de esos cuadrados de color no está ahí por azar. Son pulsos. Son latidos. Son notas visuales de una ciudad que baila, suena y respira.
Y lo más potente es lo que esta obra nos dice sin palabras:
Que incluso lo más estructurado puede volverse dinámico.
Que no hay edad ni momento ideal para dejar que algo nuevo te cambie.
Y que a veces, hay que romper la propia fórmula para evolucionar de verdad.
Mondrian, que durante décadas había trabajado con orden y contención, se permitió improvisar. Escuchar. Jugar.
Y dejó una lección para todos nosotros, también en el mundo profesional:
🔹 La creatividad no es solo hacer cosas nuevas. Es mirar lo de siempre con ojos distintos.
🔹 La innovación auténtica nace de la curiosidad, no de la perfección.
🔹 Y el verdadero arte, como la buena estrategia, nace cuando forma y emoción se cruzan.
Broadway Boogie Woogie no representa una ciudad. La convierte en lenguaje, en ritmo, en baile.
Y por eso, al menos para mí, es su obra más importante.