El Día en que Internet se Detuvo
El 2 de noviembre de 1988, un evento sin precedentes golpeó la red de computadoras más avanzada del mundo. Un virus informático, conocido como el gusano Morris, se propagó de manera incontrolable, infectando aproximadamente el 10% de todas las computadoras conectadas a internet en ese momento. Universidades, laboratorios de investigación y agencias gubernamentales quedaron paralizadas, en un caos tecnológico jamás visto.
Este no fue un ataque malicioso con intención de robar información o destruir archivos. Fue un experimento que salió mal, pero sus consecuencias marcaron el inicio de la seguridad informática moderna.
¿Quién estaba detrás del ataque?
El responsable del gusano era Robert Tappan Morris, un estudiante de 23 años del MIT. Hijo de un científico que trabajaba en la NSA, Morris creció rodeado de computadoras y tenía un profundo conocimiento de los sistemas UNIX, que dominaban la red en esa época.
Su intención no era causar daño, sino medir el tamaño de internet. Para ello, escribió un programa que se propagaba automáticamente por la red, copiándose en otras computadoras para registrar su presencia. Sin embargo, cometió un error de programación que hizo que su gusano se replicara sin control, infectando la misma máquina repetidamente hasta hacerla colapsar.
¿Cómo Funcionaba el Gusano?
El gusano Morris explotaba varias vulnerabilidades en los sistemas UNIX, incluyendo:
- Una falla en el servicio de correo electrónico (Sendmail), que le permitía ejecutar código remotamente.
- Un fallo en el servicio de acceso remoto (rsh), que permitía ingresar sin contraseña en algunos casos.
- Un método de fuerza bruta para adivinar contraseñas débiles, lo que le facilitaba acceso a otras cuentas.
Cada vez que una computadora recibía el gusano, intentaba infectarse nuevamente para asegurarse de que estaba presente. Para evitar que el programa fuera fácilmente bloqueado, Morris programó el gusano para reinfectar las máquinas con cierta probabilidad, incluso si ya estaban infectadas. Este pequeño detalle fue el que causó la catástrofe: en lugar de propagarse de forma pasiva, el gusano saturaba las máquinas infectadas, dejándolas inútiles.
El Impacto del Ataque
El gusano se propagó rápidamente por las redes universitarias y gubernamentales de EE.UU. Afectó instituciones como:
- MIT
- Harvard
- NASA
- Stanford
- Laboratorios de la Fuerza Aérea
En cuestión de horas, miles de computadoras quedaron inutilizables. Se estima que los daños económicos ascendieron a entre 100.000 y 10 millones de dólares, una cifra enorme para la época.
El pánico se apoderó de los administradores de sistemas, que no tenían idea de cómo detener la infección. Internet era todavía un entorno académico y militar, por lo que no existían protocolos de respuesta ante ataques informáticos.
La Cacería del FBI y la Primera Condena por Hacking
La comunidad informática pronto identificó el origen del gusano y se trazó un vínculo con Robert Morris. En 1989, el FBI lo arrestó y lo acusó bajo la recientemente aprobada Ley de Fraude y Abuso Informático.
En su defensa, Morris alegó que nunca tuvo la intención de causar daño y que simplemente había cometido un error en su código. Aun así, fue declarado culpable y se convirtió en la primera persona condenada por un delito informático en la historia de EE.UU.
La sentencia fue relativamente leve: tres años de libertad condicional, 400 horas de servicio comunitario y una multa de 10.000 dólares. Sin embargo, el impacto de su caso fue enorme.
El Legado del Gusano Morris
Este evento cambió la historia de la ciberseguridad. Algunas de sus consecuencias fueron:
- El nacimiento del CERT (Computer Emergency Response Team), encargado de gestionar incidentes de ciberseguridad en el futuro.
- El aumento de medidas de seguridad en redes universitarias y gubernamentales.
- La concienciación sobre la importancia del diseño seguro del software, para evitar errores que puedan convertirse en ataques globales.
A pesar de su pasado, Robert Morris se reformó y hoy es profesor en el MIT, donde enseña seguridad informática.
El gusano Morris es recordado como el primer gran ciberataque de la historia, no por ser el más dañino, sino porque demostró lo vulnerable que era internet incluso ante un error inocente.