Las circunstancias actuales económicas y mundiales, la globalización, la mundialización y la ya larga crisis, han producido un cambio en la forma que consumimos. Los usuarios son más cómodos, poseen mecanismos de acceso a Internet, y conocen cada vez más las técnicas de compra y las acciones que hay que realizar para llevarlas a cabo. Las empresas y autónomos están teniendo que adaptarse a este cambio. Esto ha motivado un recorte de gastos e inversiones en cuanto a estructuras materiales, locales, inmovilizado y se está trasladando toda esa actividad a la red. Si analizamos detalladamente este hecho, observamos que las ventajas respecto al comercio físico (no por ello no importante), son numerosas, en cuanto al abanico de cobertura que posee un negocio virtual. El acceso al site es inmediato, las 24 horas del dia, los 365 dias del año. Pero el ámbito es aun mayor si cabe. Cualquier usuario del mundo, potencial comprador internauta puede acceder desde cualquier dispositivo o equipo a nuestro establecimiento. No estamos ocultos en una calle de una determinada cuidad. Cualquiera del planeta puede entrar en nuestra tienda consultar lo que desee e irse. Podemos pensar que puede ser vital para nuestra supervivencia actual paralelizar nuestro establecimiento físico y digitalizar nuestro negocio, llevándolo también hacia Internet. Y digo negocio B2B ó B2C, a diferencia de lo que conocemos como tienda virtual. Poseer una tienda es “fácil”, basta con adquirir un software que se encargue de implementar unos productos y posea un carrito. En contrapartida el negocio online va más allá y requiere que adaptemos nuestro esquema de trabajo y funcionamiento de negocio, a la herramienta que disponemos en Internet para llevarlo a cabo. Esta herramienta puede ser a medida o mediante el empleo de un software ya desarrollado. Además requiere unos conocimientos, disposición e involucración por