Un proxy es un servidor intermediario que se interpone entre un cliente (el dispositivo de un usuario, como una computadora o un teléfono) y el servidor al que ese cliente intenta acceder. En lugar de conectar directamente con el servidor de destino (como un sitio web, una API o cualquier recurso en línea), el cliente se conecta primero al proxy, que procesa la solicitud y la reenvía al servidor de destino. Luego, el proxy devuelve la respuesta del servidor al cliente. De esta manera, el proxy actúa como una capa de abstracción entre el cliente y el servidor de destino. Existen diferentes tipos de proxies, cada uno con funcionalidades y propósitos distintos: Proxy HTTP/HTTPS: Redirige el tráfico HTTP o HTTPS. Ideal para navegación web. Proxy SOCKS: Funciona a un nivel más bajo que HTTP, redirigiendo todo tipo de tráfico (UDP, TCP), como el tráfico de aplicaciones P2P. Proxy Transparente: No oculta la IP del cliente y puede no ser detectado por el usuario. Es útil para control de acceso en redes empresariales. Proxy Anónimo: Oculta la IP del cliente pero no informa al servidor de destino sobre el uso de un proxy. Proxy de Alta Anonimidad (Elite Proxy): Oculta la IP del cliente e informa al servidor de destino que no se está utilizando un proxy, proporcionando así mayor privacidad.