Imagen de una Mente Brillante Al imaginar a Hedy Lamarr, muchos piensan en una deslumbrante estrella del cine, rodeada de cámaras y luces en el esplendor de Hollywood. Sin embargo, tras su mirada hipnotizante y su porte elegante, habitaba una mente brillante que desafió los estereotipos de su época. Su inteligencia fue tal que, décadas después, su rostro se convirtió en la imagen icónica del paquete de CorelDRAW, simbolizando la fusión entre arte, tecnología y genialidad. Hedy Lamarr, la mujer que encarnó a Dalila en la gran pantalla, fue mucho más que una belleza cautivadora. Como en la legendaria historia bíblica de Sansón y Dalila, donde la inteligencia y la astucia jugaron un papel crucial, Lamarr demostró que su esplendor físico solo era el reflejo de una mente prodigiosa. En el Hollywood dorado, donde se la admiraba por su magnetismo, pocos sabían que en la intimidad de su hogar pasaba horas diseñando inventos que cambiarían el mundo. Nacida en 1914 en Austria como Hedwig Eva Maria Kiesler, Lamarr mostró desde temprana edad una inteligencia excepcional. Su padre, un banquero apasionado por la tecnología, le inculcó la curiosidad científica y le explicó el funcionamiento de las máquinas. A los 16 años, ya era estudiante de ingeniería en Viena, aunque su destino la llevaría a los reflectores del cine. Desde pequeña, Lamarr demostró una capacidad asombrosa para el pensamiento lógico y la innovación. No solo absorbía conocimientos técnicos de su padre, sino que también desarrolló una curiosidad innata por el funcionamiento de las cosas. Esta inclinación científica coexistió con su creciente amor por el arte y la interpretación, lo que la llevó a la industria cinematográfica.